lunes, 28 de marzo de 2016

La Resurrección de Morante




Puede parecer un tópico, de hecho lo es, pero Sevilla y su Real Maestranza le provocan a uno tantas sensaciones que resulta complicado expresar con imágenes y con palabras aquello que quiere transmitir.
Vayamos al grano:
La tarde de esas de temperatura ideal y luz armónica con el albero, si bien una brisa que fue de menos a más, acabó molestando en algunos pasajes. La plaza llena de público (los más) y aficionados (los menos) llegados de toda España para el evento. 


Morante ayer venía "con todo", pero observad como se lo miraba "el tapado"


Y cuando escribo "todo", es "todo":









El ganado, los seis titulares de Domingo Hernández y un sobrero que hubo de lidiarse, de su hermana Garcigrande, con muchísimos más defectos que virtudes, mansedumbre de la mala incluida y con unas hechuras que a mí particularmente no me parecieron las del toro armónico que reclama Sevilla. La culpa..., ya se sabe.


Manzanares sigue siendo el mismo. Digo yo que habrá a quien le guste



Y Talavante, que está de dulce, ayer me entusiasmó en su sexto y me gustó en su tercero (qué raro soy). Cortó la única oreja de la tarde. Dicen que Sevilla estuvo fría con él y yo digo que después de ver la lección magistral del La Puebla en el cuarto, es muy difícil calentar a nadie (Que sí, que sí, que ya se que se dejó el toro vivo, pero lean ustedes lo que dice Álvaro Acevedo en el blog de Cuadernos porque coincido con su opinión al respecto y así evito reiteraciones).









En mi modesta opinión Morante ayer resucitó en Sevilla, pero hubo quien no supo o no lo quiso ver.

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